Realizar conciliaciones bancarias de manera regular, al menos una vez al mes, es esencial para garantizar el control adecuado de los movimientos financieros de una empresa.
La conciliación bancaria consiste en una revisión exhaustiva de los registros contables de la empresa frente a los extractos bancarios proporcionados por las entidades financieras. Este proceso permite identificar y rectificar cualquier discrepancia, asegurando que ambas fuentes de información coincidan y respaldando la solidez económica de la organización. Al implementar este mecanismo, las empresas logran un control riguroso de sus saldos y movimientos financieros, garantizando una gestión eficiente y transparente de sus recursos.
“Realizar conciliaciones bancarias no solo es un proceso imprescindible para cualquier tipo empresa, sino que también es una medida preventiva que aporta la identificación de errores, la prevención de fraudes, el cumplimiento fiscal y la garantización de un crecimiento sostenible”, asegura David Ortiz, CEO de Siigo.
Un procedimiento minucioso pero esencial
El proceso de conciliación bancaria sigue una serie de pasos rigurosos para garantizar la precisión financiera:
Registro de transacciones: El primer paso es registrar todas las operaciones financieras, desde retiros y transferencias hasta cheques y movimientos en efectivo, en el libro de contabilidad de la empresa.
Revisión de los estados bancarios: Las entidades financieras emiten estados de cuenta periódicos que detallan todas las transacciones realizadas en un periodo determinado. Estos documentos son fundamentales y deben almacenarse para su uso en futuros procesos contables.
Comparación de los registros: En este paso, los datos de la empresa se comparan con los estados bancarios. Aquí es posible detectar errores de digitación o transacciones no registradas, lo que permite una corrección oportuna.
Realización de ajustes: Si se detectan diferencias entre los registros internos y los extractos bancarios, es necesario investigar y ajustar los errores para garantizar que ambos registros coincidan.
Conciliación final: Una vez ajustadas todas las discrepancias, se procede a calcular el saldo final de ambas cuentas, asegurando que coincidan y reflejen la realidad financiera de la empresa.
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