- Ante la proliferación de «gurús» de la alimentación en redes sociales, se debe buscar un equilibrio entre la información rápida y la consulta médica
- La Dra. Rosa María Albaladejo, especialista en nutrición y docente de la Maestría Oficial en Nutrición y Salud de VIU, analiza el impacto de los contenidos nutricionales hechos por influencers.
Ecuador, noviembre de 2024 – En redes sociales cada vez hay más «gurús» de la nutrición, desde doctores con dietas mágicas hasta celebridades que recomiendan qué comer para mantener la figura. Es una situación que no puede tomarse a la ligera.
Según un estudio de Axon Marketing & Communications, cuatro de cada diez usuarios en América Latina han sido influenciados por cuentas de nutrición y salud en plataformas como Instagram o TikTok, lo que lleva a muchos a comprar productos o adoptar dietas recomendadas por influencers, muchas veces sin formación profesional.
«Las redes sociales son un altavoz enorme, pero sin ningún filtro de seguridad», señala la Dra. Rosa María Albaladejo, especialista en nutrición y docente de la Maestría Oficial en Nutrición y Salud de la Universidad Internacional de Valencia – VIU, perteneciente a Planeta Formación y Universidades. «La información repetitiva que se presenta como “verdades absolutas” está llevando a muchas personas a automedicarse o a seguir dietas sin evidencia científica, lo que supone un peligro real para la salud».
La gran influencia de las redes en América Latina
En Latinoamérica hay 18,9 millones de influencers tan solo en Instagram, un 3% de la población total, una cifra comparable a la de Estados Unidos. Con el promedio de uso diario de las redes sociales superando las 2 horas y media, y con el grupo más activo siendo mujeres entre 16 y 24 años, que pasan más de tres horas al día conectadas, la influencia de estos perfiles es innegable.
Si bien el contenido de entretenimiento light representa gran parte del material de estos influenciadores, es cierto que aquellos que tienen que ver con salud y nutrición son delicados, pues no es un tema que permite trabajarse superficialmente. Detrás de la sobreexposición a mensajes sobre alimentación saludable, existe un riesgo real para la salud pública, que va desde la desinformación hasta la promoción de hábitos alimenticios peligrosos.
«La sociedad de hoy en día todo lo quiere rápido y concreto», advierte la experta de VIU. «El poder acceder a la información sin tener que explicar nada hace que personas con diferentes alteraciones sin diagnosticar, o incluso diagnosticados, no sepan las incompatibilidades con ellos provocando alteraciones realmente perjudiciales para la persona».
El peligro de la desinformación: cuando todo parece hacer daño
La saturación de contenido nutricional sin base profesional está provocando que la audiencia se confunda, generando una sensación de que «todo hace daño», o que solo una dieta es la correcta.
Esta percepción generalizada es reforzada por influencers que, en busca de seguidores y patrocinadores, presentan enfoques rígidos sobre la nutrición, a menudo sin evaluar a las personas de manera individual.
«Los mensajes restrictivos y generales que lanzan muchos influencers pueden promover trastornos alimenticios o comportamientos obsesivos», detalla la doctora en nutrición y metabolismo. «Al ser mensajes cortos y parciales, no consideran las particularidades de cada persona, lo que puede llevar a consecuencias graves».
El rol de los profesionales de la salud y los usuarios en la era digital
La Dra. Albaladejo subraya la importancia de que los expertos se hagan visibles en las mismas plataformas para ofrecer información respaldada científicamente, de manera atractiva, fácil de entender, aprovechando que son un canal efectivo para llegar a la población.
En cuanto a los usuarios, el consejo es claro: verificar que la información provenga de un profesional acreditado y, en caso de duda, consultar siempre con un dietista-nutricionista colegiado. Esto no solo proporciona un filtro de seguridad, sino que, como recalca la experta, «en caso de prácticas no éticas, existe un respaldo del colegio profesional que puede actuar en consecuencia».