- Los drones forman parte de todo un ecosistema destinado a mejorar la industria agropecuaria, desde realizar un análisis completo de campo hasta sincronizar imágenes en tiempo real mediante satélite.
- En el marco de la semana Mundial del Agua, cabe destacar que los drones son excelentes aliados de este recurso, permitiendo su ahorro hasta en un 90%.
- Su eficiencia de aplicación es del 80%, pues les permite minimizar el impacto a los organismos no objetivos y ecosistemas terrestres y acuáticos.
Quito, 19 de agosto. La agricultura está experimentando transformaciones tecnológicas. El uso de equipos modernos para la siembra, la aplicación de productos y los sistemas de riego han ayudado al sector a dar un salto en su capacidad de producción. En los últimos años, la implementación de drones ha aumentado, produciendo resultados sorprendentes. Su uso, no solo optimiza las actividades cotidianas haciendo que el trabajo de campo sea más preciso y con menor esfuerzo, sino que además permite el ahorro de agua.
Según datos de la ONU y del Banco Mundial, la industria agrícola es la mayor consumidora de agua, utilizando aproximadamente el 70% del agua dulce a nivel mundial. Esta situación plantea un desafío para los agricultores, quienes deben continuar con sus labores en el agro, pero al mismo tiempo, proteger los recursos naturales para contribuir a la soberanía alimentaria de manera sostenible.
Desde 2017, BASF ha trabajado en la aplicación de drones en la agricultura, comprobando su efectividad a través de proyectos e iniciativas de investigación, entrenamientos y asesorías. Además, la compañía ha realizado pruebas de campo en parcelas experimentales en cultivos como arroz, banano, papa y maíz.
“En el cultivo de papa hemos podido alcanzar objetivos como el 58% de incremento en la productividad, 79% de incremento en la calidad y 30% de reducción de costos”, indica Fernando Mora, líder del programa Stewardship de BASF para Ecuador y Colombia.
Según Mora, los drones ofrecen una alternativa adicional para los agricultores al realizar actividades de pulverización. Son útiles para aplicar productos en áreas pequeñas, de difícil acceso o cerca de zonas sensibles (como escuelas, carreteras o cultivos vecinos), ya que reducen el efecto de deriva a menos de 20 metros cuando se usan gotas de 200 micras. Además, por requerir menos personal, pueden ayudar a compensar la falta de mano de obra.
Estos robots también complementan las labores agrícolas al estimar la evapotranspiración, medir el contenido de humedad del suelo, evaluar los nutrientes en los cultivos y determinar el rendimiento, mediante procesamiento de imágenes y combinación de bandas espectrales.
En definitiva, los drones juegan un papel primordial en la agricultura 5.0, al integrar tecnologías avanzadas que mejoran la gestión y eficiencia de los recursos. Esta innovación permite un uso más preciso del agua, contribuyendo a su conservación, y ofrece múltiples beneficios para los agricultores, como una mayor eficiencia en las operaciones y una gestión más sostenible de los cultivos.